PROPAGACIÓN
El café se propaga en gran escala
por medio de plantas obtenidas de semilla, o vegetativamente, por medio de
injertos o estacas.
Para el caso de la utilización de
semillas existen algunos datos sobre el adecuado almacenamiento de las mismas para
impedir su deterioro. Así para C.arabica el almacenamiento bajo aire seco de
las mismas se hace a unas temperaturas de 10 ºC con un contenido de humedad del
10-11% (Hong y Ellis, 1992).
El sistema actual de propagar el
café por medio de plantas obtenidas de semilla en las plantaciones cafetaleras,
incluye el sembrar las semillas en almácigos especiales, donde las plantitas
serán cuidadas hasta que se les trasplante en el campo. El vivero es una
plantación típica; está situado en el mejor terreno disponible. Si es posible
se utiliza tierra virgen para minimizar las enfermedades. Cada almácigo se
prepara para ser el sostén del vivero limpiándolo de piedras, nivelándolo, etc.
Además se sitúa bajo una ligera sombra de hojas de palma o tira de bambú. Dentro
del almácigo se disponen hileras espaciadas unos 15 cm, a lo largo de los
surcos. El material de siembra se selecciona cuidadosamente en cuanto a su
adaptabilidad a las condiciones locales lo mismo que por su capacidad de alto
rendimiento, resistencia a las enfermedades y demás criterios. Cuando las
plantas alcanzan una altura de 15 a 20 cm, o sea aproximadamente de seis a ocho
meses después de la siembra, los arbolitos están listos para su trasplante.
Cuando la propagación es por
estaquillado se pueden utilizar auxinas, IBA y/o NAA para fomentar la aparición
de raíces. Las concentraciones recomendadas oscilan entre los 200 ppm de NAA
junto con Boron, o la combinación de IBA y NAA a 200 ppm más Boron (Ono et al,
1994).
Los arbustos de cafeto son
intolerantes a la perturbación de sus raíces por lo que se les debe trasplantar
con cuidado.
Además, estudios recientes sobre la
influencia del sustrato utilizado en los viveros, así como el grado de
micorrizas asociadas a las plántulas de café, influye notablemente en el éxito
del trasplante. Se ha demostrado la importancia de la calidad de la mezcla del
suelo, el estado de micorrización por hongos y las condiciones del suelo tras
el trasplante. Dichas condiciones pueden acelerar o retrasar el proceso de
adaptación al nuevo medio de cultivo de las jóvenes plantas de café (Siqueira
et al, 1995).
Las plantaciones clonales de café
se obtienen ya sea injertando las plantas de semilla por hendidura en los
viveros, o sembrando las plantas por semilla en maceta, o por medio de estacas.
A las plantas obtenidas de semilla que se han de utilizar como patrones se les
permite que crezcan hasta el grosor de un lápiz, antes de que se les corte. Las
varetas de yema para injertos siempre se toman de las ramas erectas. Cuando las
yemas han crecido hasta 15 a 20 cm, 12 a 18 meses después de la siembra, los
cafetos se sacan del campo. Las estacas también se pueden enraizar y utilizarse
como patrones, pero la práctica general consiste en tomar varetas del clon que
se desee en el campo. El porcentaje que vive ha sido satisfactorio, en aquellos
lugares en donde se han usado las hormonas inductoras del enraizado, en el
material de propagación con madera suave. Los estacados también se pueden
enraizar sin gran dificultad, en las camas de propagación bajo rocío. Todos los
métodos de propagación vegetativa son mucho más costosos que el uso de
semillas, por lo tanto rara vez se les utiliza cuando se deben plantar áreas
extensas.
Los cafetos jóvenes deben tener
sombra continua desde la época en que se les trasplante, consecuentemente,
resulta necesario trasplantar los árboles de sombra con uno o dos años de
anticipación. El espaciado que se da a los cafetos se determina principalmente
por la altitud de la plantación. La distancia comúnmente usada en la siembra
del café arábigo es de 2,0 x 2,5 m, lo cual da mas o menos 2,000 árboles por
ha. Otro método de siembra consiste en el doble trasplante al principio.
Después los árboles alternos se eliminan cuando empiezan a resultar demasiado
aglomerados y los rendimientos empiezan a bajar.
La
densidad de plantación influye, según estudios recientes, en las propiedades
físico – químicas del suelo modificándolas en gran medida. Así al aumentar esta
densidad, se incrementa el pH del suelo, el Ca, Mg y K intercambiables, el P y
carbón orgánicos disponibles, y se reduce el Al disponible. Incrementando la
superficie cubierta por los árboles, decrece la erosión del suelo por las
lluvias, disminuye el lixiviado de nutrientes, y en general, el ciclo de
nutrientes en el suelo se ve favorecido, afectando todo ello al mejor manejo de
la plantación (Pavan et al, 1996).
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